La Matraca

Nuestro proceso de Comunicación como la Matraca, está concebida como una Línea Estratégica Transversal desde la cual es posible el cumplimiento de nuestros objetivos misionales y estratégicos. Esta herramienta de trabajo aporta al fortalecimiento organizativo, comunitario, institucional y social; conduciendo los conocimientos locales y la información del sector minero hacia una apuesta de cambio y transformación consciente; donde es posible la construcción conjunta de espacios de empoderamiento y gobernanza local.


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El Tesoro Chocoano Sonrisas que brillan más que el oro

El Tesoro Chocoano Sonrisas que brillan más que el oro

Hoy es un día diferente, pues a pesar que sé qué va a pasar, no tengo idea de cómo me va ir. Solo sé que voy aprender a barequiar, a mover la batea, a extraer oro de manera artesanal. “¿La compañía?, ¡la mejor!” Paola Córdoba y su mamá, doña Elvira Mosquera serán las anfitrionas y los aprendices, personas apasionadas por aprender, conocer, reconocer y defender este arte; simples aventureros de oficina, para quienes una salida de campo es igual a paseo.

Las personas que trabajan la tierra le madrugan al sol, este sale tarde. Paola y doña Elvira inician sus días a las 4 de la madrugada para salir de sus casas a las 5:30; recorrer en moto aproximadamente 4 kilómetros en carretera destapada, dejar la moto a una orilla del camino y empezar a caminar en busca del “tesoro”.

Cuando escuchamos o pensamos en oro imaginamos riquezas, lujos, extravagancia y poder; cuál de todos estos más lejos de la realidad del minero artesanal. Una actividad clasificada en Colombia como de subsistencia y cuando hablamos de subsistencia vienen a nuestra mente imágenes de pobreza, escasez y ausencia, siendo este último el correcto. Ausencia sobre todo, de realidad y de verdad.

Ser Barequero en este momento implica que te señalen, te limiten y te impongan reglas que no van de acuerdo a la zona en la que el Barequero vive; esto pasa con la mayoría de personas que labran la tierra y que están en sectores rurales de nuestro país, característica que los aleja de un mundo de trámites y leyes que las personas citadinas inventamos y creamos para tenerlo todo bajo control, desconociendo las formas de convivencia, cooperación, movilidad y comunicación en estos territorios.

La minería artesanal es una actividad heredada, como quien es carpintero, agricultor, comerciante, etc. Porque su padre o abuelo lo era. Desde niño, un barequero aprende el arte de extraer el oro de manera artesanal y recuerdo en este instante cuando siendo una niña jugaba a ser profesora, médica y secretaria.

A pesar de conocer a Paola y doña Elvira hace un par de años, este día es muy importante porque estoy simulando ser una de ellas; estar en sus zapatos en un oficio de fuerza, resistencia, paciencia, conciencia, malicia, sueños y amor.

La barequera es una mujer fuerte, que carga en su cabeza la matraca y la batea, en una mano mochila con comida y en la otra una pala y un machete los cuales domina con firmeza y lleva caminando por horas. Yo solo cargué la matraca en la cabeza por unos segundos (pa la foto), puedo decir que pesa; no sé cuánto pero mucho.

 angelaÁngela María haciéndose la fuerte (En la vida real la matraca va sola en la cabeza sin ayuda de las manos)

Peradó y la quebrada Lombricero nos recibieron con una mañana fresca, soleada pero fresca. A pesar de reconocer el paso de la minería con retroescavadoras en el sector, es increíble admirar también una naturaleza fuerte e imponente.

Después de unos pocos minutos de caminata, Paola y doña Elvira se salen del camino y hacen señas para que esperemos, mueven unas ramas, se agachan y salen con las herramientas (matraca, pala, machete y batea), nos miramos y decimos: “¡pues claro!, ¡con qué íbamos a trabaja!” Esta es una estrategia para no cargar con estos elementos ida y regreso cada día, cada barequero tiene su casillero natural.

Nos dirigimos al primer punto de cateo, me dedico a observar y aprender la técnica (no hay que apresurarse); aprovechar el cauce de la quebrada es lo ideal, se ubica la matraca en medio de él y paralela a su curso, se reubican unas cuantas piedras para que la matraca no sea llevada por el agua y para que la corriente ayude al lavado del material que echaran con ayuda de la pala; la batea se usará más adelante.

Previamente a ubicar la matraca, Paola revisa material de una de las orillas de la quebrada, saca las piedras grandes y va con agua y con su mano libre revisando la jagua y “si se ven si quiera 10 puntitos de oro vale la pena quedarse en este primer punto para trabajar un momento, pues el oro ahora es más difícil de encontrar” y señalan que hay días en los que no extraen nada, ni un grano.

En esta primera parada nos demoramos más de una hora, pues las preguntas de cómo hacer correctamente la actividad de barequeo madrugaron con los aprendices, ellas dicen que lo están haciendo lento para que veamos bien cómo se hace.

Nos explican la utilidad de cada herramienta, tienen la experticia y nosotros el temor que con cada movimiento se pierda el preciado metal. Paola aclara que

“al ser el oro más pesado este se para el fondo de la pala, de la batea y la matraca”

por ello sus movimientos ya adoptados como naturales y sin esfuerzo, ayudan a que este vaya abajo y el resto de material sea más fácil retirarlo al quedar en la superficie.

Partimos de este punto caminando con las herramientas a cuesta, más cateos y menos oro. Ya es hora de desayunar, yo creo que es hora de almuerzo pero apenas son las 8:30 a.m.

 desayuno barequerosMomento de compartir el desayuno Personas de izquierda a Derecha en la imagen: Kenneth Porter de ARM; Paola Córdoba, Minera Artesanal y Elvira Mosquera, Minera Artesanal 

Compartir un momento de recuperar fuerzas, de tomar energía con la primera comida del día, sin señal en el celular y entonces surgen las conversaciones entre Paola y su madre acerca de los pendientes de la casa; que “ojalá su hermana recuerde conseguir las cosas para la tarea de la niña, hay que llegar a comprar los zapatos para el niño”; y vemos que en todas las instancias en las que las mujeres desarrollemos nuestros trabajos no dejamos de ser madres, hijas y hermanas con tareas del hogar, administradoras del tiempo para que los momentos en familia sean de calidad.

Al seguir nuestro camino, no puedo evitar preguntarle a doña Elvira cómo eran sus días con hijos pequeños, ella cuenta cómo llevaba con ella a los más pequeños y cómo los grandes ayudaban para que los que quedaban en casa cumplieran con el colegio, que fue una época muy difícil, fue cabeza de familia de 10 hijos, todos buenos, ninguno por mal camino. Y admira cómo sus hijas han sabido manejar el número de hijos. Vivían acá en Peradó hasta que fueron desplazados por la violencia; en esa época no había energía eléctrica ni teléfonos, comenta.

A Paola también le pregunté por aquellos días y recuerda como era de bonito ayudar a su mamá, a que con sus hermanos agradecían todo, aunque “muy maluco ser de las mayores pues me tocó ayudar mucho con mis hermanos” (con sonrisa pícara).

En cuanto a sus hijos, Paola los ha traído a la mina cuando no tienen colegio y ha sido más para estar con ellos, para que aprovechen los charcos pues los disfrutan mucho; ella quiere que estudien. Y hay un silencio.
Silencio que se rompe con la lluvia, una lluvia que invita a barequiar. “Ahora sí, cómo es qué es Paola, ¿cojo la pala así?, pero ¿usted es zurda Paola? ¡Porque yo la agarro diferente!” Y dice Paola: “usted la coge como raro, al revés. Venga le muestro”.

 lluviaPaola Córdoba, Ángela Sánchez y Luz Mery Sánchez (Práctica del uso de la pala)

La lluvia no es impedimento para trabajar la minería artesanal, igual para trabajar en el río o quebrada se va a estar mojado. Hay que aprovechar el tiempo, sacar el orito y llegar a tiempo para cambiarlo y hacer las vueltas de la casa.

Esta familia, destina cada dinero del día obtenido por el cambio de su material, para las cosas que van haciendo falta en su casa y así no alcanzarse con nada y no atrasarse con las responsabilidades que demandan plata.

Ahora ya es trabajo en equipo, nosotros sin la práctica pero sí con las ganas de sacar este día adelante, aunque Paola y doña Elvira son enfáticas en decir que solas les rinde más, pues a esta hora habrían recorrido más puntos y sacado más.

La postura, fuerza, resistencia de estas mujeres es de admirar; yo solo pienso en que: “¡miércoles, esto dolerá mañana jueves!” Paola siempre está bien puesta y se enorgullece de ello pues explica que no por ser Minera Artesanal debe estar desarreglada o sucia, que “la gente cuando piensa en un barequero piensa en alguien con ropa dañada y oliendo mal, claro se suda mucho y uno se enmugra”, pero por eso ella llega a su casa después de la mina, se refresca, se baña y sale hacia la compra para terminar con su día de trabajo.

Al decidir que ya salíamos de Peradó y que ellas nos dijeran que en dinero más o menos lo obtenido hoy, serían por ahí 50 mil pesos para partirlo entre dos (calculo más exacto, pues en peso fueron 3 granos y les pagaron 53 mil pesos), le pregunto entonces a Paola rumbo al camino donde dejamos su moto, si se ha imaginado haciendo otra cosa, otro trabajo; ella me dice que le hubiera gustado ser Psicóloga y que le gustaría tener un restaurante. Entiendo entonces su silencio de hace un rato. Pero inmediatamente aclara:

“estoy muy agradecida con la minería, pues a pesar que no tuve la oportunidad de estudiar o hacer otra cosa, sé que mi esfuerzo ayudará a que mis hijos, hermanas menores y sobrinos puedan cumplir sus sueños, salir de acá o hacer algo diferente o lo que ellos quieran”;

y es en ese momento donde descubro el tesoro. Lo que más brilla en el Chocó son las personas, personas que día a día salen y trabajan en una labor difícil, no conocen el estrés, siempre tienen una sonrisa y saben compartir.